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Mi Capricho

PAS DE L´ASE (García)

Nombre: Restaurant Pas de l´Ase

Dirección: Avda. Ribera, 12  -  43.749 García

Teléfono: +34 977 402 567

Web: www.pasdelase.com

Día: 12 de mayo de 2010

Motivo: Comilona trabajo.

Número de Personas: 5

Capacidad: 60

Servicio: 7,25 Comida: 6,70 Nota media: 6,975

Precio Total: … € IVA INC Por Persona: … €

Comentario:

Local de esos con solera en la zona de “Ribera d´Ebre”, en la provincia de Tarragona, fácil de encontrar por que en el aparcamiento tienen un anuncio de esos enormes difíciles de no ver desde la C-12. Además, esta a la entrada del pueblo, y tiene un aparcamiento de lo más majo, así que estupendo para los usuarios de coche.

Por cierto, esta en un pueblecito llamado García, lo cual en medio de Tarragona, no deja de tener su cierta guasa.

Entras en lo que es un bar sin muchas pretensiones, más bien cutre, bueno, cutre no, sencillo, desde luego no lo que te esperas de un restaurante de alta alcurnia (así me lo habían vendido)… más bien parece el típico bar de pueblo. Cuando pasas al comedor, la cosa cambia, ya presientes el sartenazo, es sencillo, acogedor, hasta casi íntimo. Los servicios limpios, que no es poco.

El servicio muy bueno, correctos, saben cuando aparecer, cuando desaparecer, tienen cogido el “tempo” a la comida y a la parafernalia de cómo ponerlo en la mesa sin molestar. Muy profesionales.

La carta es razonablemente variada, da para por escoger entre dos platos, o como hicimos nosotros, entrantes y plato principal. Da juego, pese a no ser muy extensa, lo cual tiene mérito, que se reparte en, “para picar”, “entrantes”, “carnes” y “pescado”, La carta postres va a parte, así como la de vinos.

Los entrantes fueron un surtido de embutidos ibéricos, un bacalao “esquixat”, y una ensalada tibia con queso de cabra. Los ibéricos estaban buenos, cortados con máquina, pero muy finos, que acompañados por el sempiterno “pan amb tomaca” tenían un cierto gracejo. El bacalao preparado así es típico de la tierra, en plan ensalada, fresco, en este caso untuoso, y para mi gusto un poco falto de verdura, pero acompañado por un aceite de arbequina estupendo. La ensalada era una señora ensalada, llena de productos frescos de la huerta, muy bien seleccionados, con un queso decente (no excepcional, pero que hacía su trabajo).

Los principales, ahora me toca hacer memoria, un magret con frutos rojo, una  de costillas de cordero a la brasa, una de cabrito al horno, un entrecot a la brasa y una de atún fresco a  la plancha. Comentarios culinarios sólo puedo hacer del cabrito y del entrecot, los otros platos eran degustados por clientes a los cuales la verdad es que no hice demasiado caso a parte de la pregunta de rigor… “¿esta bueno?” todos dijeron que si, así que daremos un boto de confianza a su criterio, lo que si puedo decir es que el magret tenía un aspecto estupendo, que el trozo atún imponía respeto (la guarnición de verdura estaba a la altura del “cacho” de pez) y que las costillas estaban jugosas. Respecto del entrecot, los he probado mejores, pero por lo menos estaba razonablemente tierno, y poco hecho (estos conocen el concepto de sangrante, cosa que en ciertos restaurantes se ha olvidado), con una patata al “caliu” y dos espárragos trigueros (nada de florituras), la cantidad aceptable para dejar a un adulto medio satisfecho (exceptuando a un tal Nacho, que se comió su planeta y ahora anda entre nosotros), la parte del cabrito que sirvieron fue la parte baja de la pata, una cantidad razonable de comida, pero con poquita guarnición (patatas al horno, que tenían buen aspecto todo sea dicho de paso), que según el comensal estaba muy rica y tierna.

Para bajar eso nos bebimos una botella de vino de la zona, un priorat, cuyo nombre no recuerdo (una pena) y que no sale en la carta. Estaba recomendado por el “maitre”, y el tipo acertó de pleno, potente y alcohólico, de color cereza oscuro.

Los postres, “Mel i Mató”, “coulant” de chocolate, “semifredo”, y dos cremas catalanas. El “Mel i Mató” es miel y queso fresco (variedad de Mató, de ahí el nombre), bien presentado, y en cantidad suficiente. El “courant” bien, sin más. El “semifredo” es un biscuit con helado, bañado en chocolate caliente (que por cierto, te daban en una jarra a parte, nótese que he dicho jarra) y las cremas debían estar ricas por que no dejaron ni las raspas.

Luego el café… rico y potente (por lo menos el solo con hielo), que en comparación con el de la C.N de Ascó, es pura ambrosía y delicado para el paladar.

 

Conclusión: Buen sitio, más por el servicio esmerado que por la comida que es buena, pero que no se sale de madre, razonablemente tranquilo para comidas de corte profesional (se puede hablar sin tener que alzar la voz), pero de coste para mi desconocido, lo pagó uno de los directores de mi empresa, y no ose preguntar. Seguro que los hay mejores en cuanto a calidad/precio en la provincia, pero para de muy en muy, digno de ser visitado.

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