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Mi Capricho

LE CRILLON (Avignon - Francia)

LE CRILLON (Avignon - Francia)

Nombre: Restaurant Le Crillon

Dirección: 15 Place Crillon - 84.000 Avignon

Teléfono: +33 490.271.701

Web: www.restaurantlecrillon.com

Día: 10 de abril de 2011

Motivo: preparar el turismo.

Número de Personas: 2

Capacidad: 70

Servicio: 6,00 Comida: 6,70 Nota media: 6,35

Precio Total: 104,00 € IVA INC Por Persona: 52,00 €

Comentario: Bueno, con el Ilustre Sr. D. Aleix, me dedique a pulular por Avignon por segunda vez, con la idea de ver el palacio de los papas, lugar realmente interesante y espectacular para ver.

Antes de eso, nos dedicamos a tomar fuerzas en un restaurante majete que hay cerca de la muralla que circunvala el casco antiguo, en la plaza Crillon. Lo bueno del casco antiguo es que se puede patear, así que el coche no hace falta dejarlo justo al costado (algo razonablemente complicado).

El restaurante esta dividido en dos, el garito en si y la terraza, que como hacía bueno nos dimos el placer de disfrutar. En cuanto al garito tengo que decir que es una única sala con la barra al final, con todas las mesas bien pegadas con lo que no hay intimidad y cuyo estilo de diseño es moderno y un tanto recargado… el terciopelo y las sillas de cuero no tienen precio en verano. En el exterior mesas para dos que se juntan según la necesidad de los comensales, de tamaño correcto, nada excesivo (hay que aprovechar el espacio), con unos manteles color llamativo y sillones de materiales naturales como el bambú.

Los servicios limpios… y creo que separados niños para un lado niñas para el otro, algo no muy corriente en Francia.

El servicio correcto, atento, más o menos eficiente, pero nada extraordinario. La simpatía no estaba entre los dones que sus padres les dieron a estos chavales, pero eran educados, que es lo que se les pide al final.

Empezamos con un aperitivo, vermú para Aleix, cañita (llamada “pression” por los aborígenes) que acompañaron con un sucedaneo de oliva negra que estaba razonablemente rico.

En cuanto al vino nos decantamos por un Gigondas del 2009 llamado Domaine Carobelle, según mi criterio un vino estupendo con cuerpo (en plan Bierzo para que nos entendamos) con sabor a frutas rojas, según página web especializada “color violeta en el vaso, sabor a frutos rojos, especiado, con taninos algo marcados en el retrogusto, y un final ligeramente seco”… supongo que lo dirán por lo de llevar garnacha a destajo.

La comida, un entrante cada uno, un plato principal, y un postre… tíos elegantes como nosotros no dejan restaurante sin arrasar convenientemente.

Las entradas, “pastilla de chévre” para mi, y tartar de atún para el colega. La pastilla en cuestión es un saco de hojaldre, con queso dentro, pimiento rojo y berenjena caramelizados, sobre una cama de ensalada y con un poco de helado artesanal de queso. La verdad es que estaba rico, con una mezcla de sabores muy bien onseguida, y la cantidad era buena para ser un entrante. En cuanto al tartar de atún la cantidad aceptable, el sabor, bueno, sabía a atún marinado (que es lo normal cuando le echas los condimentos de rigor), pero la textura dejaba mucho que desear por parte del comensal, trozos muy grandes, como poco elaborado, una pena.

De segundos, “souris d´agneau confite” para mi, y entrecot para el compañero de aventuras… El entrecot era una pieza digna (unos 300 gr), poco hecha al gusto del peticionario, acompañada de patatas fritas caseras y salsa de pimienta verde de Penja (a saber donde esta eso). La definición es rica. Lo mío era un poco más complicado, en un vol, nadando en una salsa muy especiada y algo dulce (por el sabor de los frutos como pasas) andan cachos sabrosos (aunque quizás demasiado hechos) de cordero confitado y verdura para parar un tren. La mezcla es curiosa todo hay que decirlo, a mi personalmente la parte dulzona me sobra un poco, pero el plato es contundente y diferente… y no estuvo mal, lo deje vacio.

Los postres: “déclinaison de deserts” para mi y “déclinaison de autour du chocolat” para el de enfrente. Lo mío no deja de ser una ensalada de frutas (véase fresas de la zona y naranjas) con una bola de elado de limón y una panacota, todo ello sobre un cacho de pizarra negra. Un postre fresco, rico y digestivo, en cantidad justa. La declinación de chocolate era básicamente un browny y una bola de helado de chocolate. La gracia la ponía el browny que tenía caramelo en el interior… a tenor de la velocidad a la que fue degustado el postre podemos decir que estaba bueno.

Conclusión: buen sitio, razonable en cuanto a precio teniendo en cuenta que hablamos de Francia, y de una ciudad turística, de hecho la relación calidad-precio es buena en tierras gabachas. Ofrecen la posibilidad de menús, que siempre es más rentable. Comida interesante, bien presentada, pero a la que le falta un cierto “yonosequé”.

1 comentario

Álvaro de luna -

Creo k tienes un gran gusto culinario,un saber interpretar y captar las sensaciones k te acontecen en cada "Garito" visitado.el único pero es la comida esa de la llamada "república " francesa....donde estén unos buenos callos "ESPANOLES" ke se quite cualquier comida gabacha