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Mi Capricho

PEÑA CANDIL (Santander)

Nombre:Peña Candil Restaurante

Dirección: Pza del Progreso nº 9 - 39.009 Santander (Cantabria)

Teléfono: +34 942313025   

Web:

Día: 29 de Diciembre de 2008 

Motivo: Trabajo. 

Número de Personas:4

Capacidad: 90

Servicio: 6,80, Comida: 7,50, Nota media: 7,15

Precio Total: 124,20 € IVA INC Por Persona: 31,05 €

Comentario:

 

Restaurante típico de Santander, de los de toda la vida, o por lo menos desde mediados de los 80 del siglo pasado, un clásico que no defrauda.

Se llega por la Calle Castilla, donde un bonito letrero te indica la ubicación, en la primera bocacalle, el problema esta en aparcar, toda una odisea que compite duramente con la de Stanley Kubric, sobre todo por que los agentes de la OLA hacen lo imposible para que no te despistes y salgas pitando de la comida.

El local, con la misma decoración, casi (por que alguna mano de pintura le han dado y esta bien mantenido), que cuando fue abierto al público da un ambiente marinero, da la sensación de estar en un barco de verdad, muy logrado. La barra al entrar y a la derecha, la pecera con los mariscos a la izquierda, los baños al fondo. Tiene tres alturas, las mesas destinadas a comilonas reservadas están en la segunda y tercera planta, las mesas de abajo son para los que pican o van a menú.

Bien, el servicio, lo primero en ser criticado, es razonablemente bueno, el “maître” o similar se comportó de forma adecuada y nos dio buenas ideas para la comida, aunque no se mojó mucho en el tema de las cantidades, no se si para que pidiésemos más o por que no tiene ni idea. En el tema de los vinos no nos dio demasiadas opciones, blanco o tinto, y entre blancos verdejo o rueda... si nos hubiese puesto la carta de vinos igual habría sacado más dinero a nuestra cartera. La ayudante, una descuidada, casi te tira los platos de postre y el café, literalmente lo dejo sin mirar en la mesa; vale, vale, es un café, pero dejalo con cariño que es gratis y ¡quedas muy bien!.

La comida, rica, y demuestra por que ha sobrevivido tantos años, en su especialidad que es el pescado es una maravilla.

Ensalada de ventresca, con cebolla caramelizada, pimiento y alcaparras, rica pero escasa, la verdad, es más un entrante que un primer plato (sobre todo si es para compartir). Y croquetas de bogavante, que estaban estupendas pero medio perdidas en el plato (demasiado plato), lo cual le quita un pelín de gracia, pero estaban estupendas la verdad.

Segundos, dos de cocochas, unas con almejas (las mías), otras con gulas (Nacho es un tío sabio), y una lubina para dos hecha a la plancha (Pedro y Sra).

Las cocochas estaban deliciosas, justo en su punto, las almejas muy ricas, el único pero, por poner alguno, es que la salsa mataba un poco el sabor de ambos por su personalidad con base de pimentón. Las que estaban con gulas por los comentarios del desgustador podemos decir sin miedo que estaban buenas (yo me moleste en saquear una cucharada y doy fe de que si).

La lubina fresca, pero fresca de verdad, en su justo punto, y en una cantidad más que respetable, los comensales así lo indicaron, y los que estábamos en la mesa y vimos como salía la piel sin problemas podemos apoyarles en su teoría.

Postres, ummm, la tarta de queso bien (y casera), el puding de queso bien también, y el sorbete de limón, debía estar de buen comer, por que no quedaron ni las “raspas”. El café, normalito. Por cierto, el vino era un Garcí Grande, del 2005, ¡impecable!.

Conclusión: un buen restaurante, donde si pides pescado no fallas, eso si, lo cobran (aunque no es ningún exceso teniendo en cuanta como esta el mercado últimamente.

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