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Mi Capricho

CASA JUYO (Monte)

CASA JUYO (Monte)

Nombre: Bar – Restaurante Casa Juyo

Dirección: Bº Monte-Corbanera, 50 – 39.012 Santander

Teléfono: +34 942345531

Web:  

Día: 21 de diciembre de 2012

Motivo: reunión de amiguetes.

Número de Personas: 4

Capacidad: 40 personas

Servicio: 6,50 Comida: 8,00 Nota media: 7.25

Precio Total: 100,00 € IVA INC Por Persona: 25,00 €

Comentario: Esta crítica es una obra social, para ayudar a todo el mundo a comer buen pescado y buen marisco, para educar a los niños en el maravilloso mundo de la higiene, y de la comida saludable.

Casa Juyo esta donde Dios perdió la boina, en medio de las callejuelas y praderios de Monte, así que el coche es imprescindible, aparcar es un infierno, y el local es lo menos glamuroso desde que hay. Recomiendo usar antes el google para saber donde anda. Por cierto, el nombre viene de Julia y Yo...

El local se divide en tres, la terraza (que para cuando hace bueno las rabas del domingo son una maravilla), el comedor, y el bar en sí. Típico ambiente de bar de pueblo. Un sitio que cuando hace bueno hace que la terraza sea una delicia. El resto es para quemarlo...

El servicio es peculiar, el camarero (a la sazón dueño del tugurio) habla más que yo (y mira que es difícil), es un liante, un truhán, y asevera que ha pescado (aunque no hay constancia escrita) por lo menos un cachalote o similar y ha cogido percebes del tamaño de la virilidad de Ron Jeremy. Eso si es más majo que las pesetas, y no miente en cuanto a la calidad. Así que antes de reservar mesa os recomiendo negociar con él el menú y cerrar el precio (lo que implica ir y tomarse un algo, como las rabas o las “piruletas”).

En cuanto te sientas en la mesa, hay un ritual obligatorio, pasar la servilleta de papel por los cubiertos, el plato y el vaso. Decir que están sucios o con restos del anterior es mentir, pero su imagen no es todo lo pulcra que debería ser. Así que ya sabéis, niños hay que ser limpios con las cosas del comer… (obra social, ya lo dije).

Luego la cosa esta en disfrutar, el marisco es muy rico y muy fresco, pero el pescado es alucinante, simplemente está a otro nivel.

Para cuatro nos sirvieron, cuatro nécoras (cangrejo de medio tamaño), dos bueis de mar, un centollo, y dos lubinas…

El marisco estaba muy bien preparado, las nécoras eran casi todas hembras, uno de los bueis también, hechos con vinagre en vez de con vino blanco (realza el sabor), el centollo un poco vacio (no era la mejor época para su degustación) pero no nos vamos a quejar.

Y por último las lubinas, pescadas cuatro horas antes, más fresca imposible, hechas a la plancha… con diferencia lo mejor de la cena. Simplemente espectaculares. En su punto óptimo de cocción, sabrosas y sin aditivos. Comer pescado así es un lujo. Así que niños ya sabéis Mc Donals caca, pescado bueno…

El vino lo puso uno de los comensales, una botella de albariño y una de blanco de rioja. Opcionalmente teníamos blanco de barrica de toda la vida (ese que cuando te bebes dos vasos vas con una colodra digna de ser contada a los nietos).

Luego unos cafés (alguno con un cierto porcentaje alcohólico) y los gintonics…     

Conclusión: si eres un forofo del buen pescado, no te importa negociar la cena a la hora de los blancos y no eres lo más escrupuloso (por lo menos no había restos de los anteriores, un detalle), resulta un sitio muy interesante, donde van los viejos de la zona a hacer sus partidas de tute y mus.

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